Todos lo sabemos por el comercial de televisión. El coche corre por la carretera, está oscuro, está lloviendo. Apenas se ve el camino. El conductor mira fijamente la carretera, luego algo parpadea, el coche se sale de la carretera, pero en el último momento logra volver a un lugar seguro.
Esta podría ser la escena de un anuncio de una empresa de neumáticos cuyo objetivo es promover neumáticos seguros y duraderos que puedan prevenir accidentes mortales.
Hay muchos anuncios que utilizan tácticas de miedo porque el miedo es una de las emociones humanas básicas y es una de las mejores formas de convencer a los clientes para que actúen (por ejemplo, visitar un sitio web, marcar un número de teléfono, visitar una tienda). El miedo también estimula altos niveles de apego a la marca y, según un estudio reciente, las personas recuerdan mejor los anuncios que evocan miedo que los que evocan alegría y felicidad.
Dice el viejo refrán que el sexo vende, lo cual puede ser cierto, pero el miedo lo hace mejor. En su libro Buyology Truth Lies About Why We Buy, Mike Lindstrom analiza cómo el miedo aprovecha nuestras preocupaciones primarias por la supervivencia, haciéndonos más propensos a actuar, mientras que los anuncios basados en el sexo a menudo sólo nos distraen del enfoque del anuncio, reduciendo nuestro deseo. actuar y nuestro apego a la marca.
¿Se puede utilizar el fenómeno de la emoción del miedo en la publicidad exterior?
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